martes, 9 de noviembre de 2010

Aguardaré

Te espero cuando brille
como un espejo bruñido,
sobre la mar encalmada
la Luna con la pleamar.
Aguardaré a medianoche
zozobrante tu llegada,
desnuda en mi azotea
te esperaré ilusionada,
de madrugada te dejaré 
naufragar en la marejada
sublime de mi silueta,
por ese vasallaje pagaré  
largo tributo de lágrimas.
Tu calla, no digas nada
no equivoques las palabras,
regocíjate con el legado
de esta piel nacarada.
Gozarás de una velada
de placeres imborrable,
una dádiva memorable
que no podrás repetir.

Sucumbiré a ese desliz,
por una vez complaceré
tus obscenos caprichos,
tu lujuria más placentera,
me convertiré vanidosa
en tu cuerpo enredadera,
seré hontanar de gozos
manantial para tu sed,
sedante para tus ansias
seré…tu única mujer.
Ansío tus caricias suaves
remanso tras la refriega
orilla, en tu caleta serena.
Oliendo en mis jardineras
la aromática fragancia,
sutil de la hierbabuena.
Será para mí una ofrenda
excitante, inolvidable,
aquella estrella de sangre
olvidada entre mis piernas.