martes, 19 de abril de 2011

Desdicha


Galopaba corceles alados,
conversaba con los mares,
iba accediendo a la noche
buscándote en la batalla.
La noche cae envolvente
con su manto de silencio,
pero la brisa aulladora,
los murmullos de la mar
silenciaban tu llamada.
Las oleadas de espuma
que tu cuerpo originaba,
seguían llegando mansas
al malecón de mi playa.

Era un náufrago sujeto
a la balsa de tu cuerpo,
al estrellarse mi goleta
en tu corazón de roca,
Otro jardinero cortará
en tu ajardinada ribera
rosas de espuma blanca,
esas rosas que se abren
cada día con el alba,
y florecen cada aurora
en los labios de tu boca.

1 comentarios:

Concha L. F. dijo...

Nostálxicos e morriñosos versos. E moi fermosos. Os meus parabéns.

Un saúdo.

Publicar un comentario